Un tribunal de Londres dio hasta el 16 de abril a Washington para que dé garantías de que tendría un juicio justo y no sería condenado a muerte
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció el miércoles por primera vez en público que se plantea aceptar una petición de Australia para poner fin al proceso legal contra el australiano Julian Assange, cofundador de WikiLeaks, por poner en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos con la filtración en internet de miles de documentos clasificados hace 14 años.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, apoyó en febrero una moción en la Cámara baja australiana que reclamaba el regreso de Assange a su país de origen.
“Lo estamos considerando”, ha respondido Biden a la pregunta de los periodistas mientras se dirigía al Despacho Oval junto al primer ministro japonés, Fumio Kishida, para una reunión durante la visita oficial del líder nipón a Washington.
“Haga lo correcto. Retire los cargos”
En un mensaje en X, la esposa de Assange, Stella, animó al presidente estadounidense con el mensaje: “Haga lo correcto. Retire los cargos”.
Por su parte, uno de los abogados de Assange, Barry Pollack, consideró que “es alentador que el presidente Biden haya confirmado que Estados Unidos se plantea retirar los cargos contra Julian Assange”.
Hace tres semanas, Pollack indicó que los abogados del cofundador de WikiLeaks no veían indicios de que Estados Unidos se planteara renunciar al caso.
Hasta el momento, el Departamento de Justicia estadounidense, encargado del caso, no ha hecho declaraciones en torno al comentario de Biden.
Estados Unidos está inmerso en una larga batalla legal para conseguir la extradición de Assange, actualmente preso en una cárcel de máxima seguridad en las afueras de Londres, y juzgarle por 17 delitos contra la Ley de Espionaje y uno de acceso ilegal a un ordenador.
Washington alega que la filtración de cerca de 250,000 cables diplomáticos y militares en 2010 puso en peligro a fuentes, ciudadanos y la seguridad nacional estadounidenses.
Assange y sus partidarios en todo el mundo alegan que el proceso en Estados Unidos tiene motivaciones políticas, y describen al australiano como un defensor de los derechos humanos que ha expuesto las malas prácticas de Estados Unidos en todo el mundo, incluidas las guerras en Irak y Afganistán.
A la espera del fallo de Londres
El proceso de extradición se encuentra en punto muerto desde el mes pasado, cuando el Tribunal Superior de Justicia en Londres determinó que Estados Unidos debía aportar garantías de que Assange, de 52 años, no afrontaría la pena de muerte en caso de ser declarado culpable de los cargos que se le imputan. El año pasado, el Gobierno británico ya dio el visto bueno para la entrega del cofundador de WikiLeaks.
En el dictamen emitido a finales de marzo, el tribunal británico dio tres semanas a Estados Unidos, hasta el 16 de abril, para ofrecer las garantías que consideraba necesarias para Assange. De no hacerlo, indicaban, el acusado podría seguir adelante en su pelea contra la extradición. La siguiente cita quedó fijada provisionalmente para el 20 de mayo.
De ser extraditado y hallado culpable, Assange, de 52 años, afronta una condena de hasta 175 años de cárcel en una prisión estadounidense de máxima seguridad.